En los montes Torozos, al noroeste de la provincia de Valladolid se levanta el Real Monasterio de Santa María de La Santa Espina.
Mandado edificar en 1147 por doña Sancha de Castilla, hija de doña Urraca, fue declarado Monumento Nacional en 1931.

El monasterio debe su nombre a una de las espinas, extraída de la corona de Jesucristo y que el emperador Carlomagno trajo desde Constantinopla a Francia y que el rey Luis VII regaló a este monasterio. La reliquia es venerada por peregrinos desde hace nueve siglos en una de las capillas de la iglesia.

Al atravesar la puerta amurallada, un monolito recuerda que este lugar fue el elegido por el rey Felipe II, hijo del emperador Carlos I, para conocer a Jeromín, su medio hermano, conocido años más tarde como Don Juan de Austria, vencedor de la batalla de Lepanto.

El conjunto arquitectónico es soberbio, resaltando la sintonía entre los diversos estilos. La fachada de la iglesia, con dos torres gemelas y rematadas con elegantes linternas es de estilo neoclásico y su autor es el diseñador de las famosas fuentes de Cibeles y Neptuno, en Madrid. En el cuerpo superior destacan los escudos del emperador Alfonso VII, el escudo del Císter y el del monasterio con las llaves de San Pedro y la corona de espinas.

En el interior de la iglesia nos encontramos partes originales del siglo XIII, las tres naves del fondo, de estilo pregótico y otras transformadas, como el transepto y el presbiterio, ambos renacentistas. La sacristía y el armalorium o biblioteca claustral son dos dependencias notables.

La sala Capitular, que data del siglo XIII es uno de los elementos más importantes del conjunto y es referente del arte cisterciense en España. El monasterio dispone de dos claustros: el Reglar, construido en el siglo XII y renovado en estilo neoclásico tras el incendio de 1731 y el de la Hospedería, de estilo herreriano.

En el monasterio se encuentra actualmente la Escuela de Capacitación Agraria más antigua de España para jóvenes castellanoleoneses y que imparte ciclos formativos de actividades agrarias e industrias alimentarias.

El entorno natural ofrece la posibilidad de recorrer dos agradables senderos que recorren el bonito paisaje del embalse del río Bajoz.

Un monolito en forma de “D” antes de cruzar la muralla que circunda el monasterio advierte que se trata de un lugar transitado por el escritor vallisoletano Miguel Delibes a lo largo de su vida y obra.

Este increíble lugar será marco de nuestro día y como Monumento Nacional nos gustaría que nos ayudarais a cuidarlo.